Apio
Celery
Apium graveolens
Descripción
El apio (Apium graveolens) es una especie vegetal perteneciente al orden de las umbelíferas. Posee tallos estriados que forman una gruesa penca con hojas acuñadas. Toda la planta tiene un fuerte sabor acre, aunque el blanqueo de los tallos en el cultivo hace que pierdan estas cualidades, adquiriendo un sabor más dulce y el característico aroma que lo convierte en un buen ingrediente de ensaladas y sopas.
Es una planta que crece de forma espontánea en las zonas pantanosas y cercanas al agua, en toda Europa.
Origen
Su nombre viene del celta, apon, que significa «agua», lo cual es una buena referencia a los lugares en los que crece. Su uso en la mesa viene de la antigüedad, pues ya los egipcios y los griegos lo consagraban a las divinidades.
Los romanos lo consumían en los banquetes funerarios, y se depositaban manojos de apio en las tumbas, como homenaje a los muertos. En la Edad Media, se potenciaron sus propiedades culinarias y curativas.
Estacionalidad
Hay dos épocas de siembra al año, una en invierno y otra en primavera. Por ello, se pueden encontrar todo el año en el mercado, aunque los mejores se encuentran en otoño e invierno.
Porción comestible
65 gramos por cada 100 gramos de producto fresco.
Fuente de nutrientes y sustancias no nutritivas
Fibra, flavonoides, vitamina C, E, potasio, sodio y calcio.
Valoración nutricional
A pesar de que el apio no es una fuente importante de energía, su consumo resulta saludable y refrescante por su contenido en agua, sales minerales y vitaminas diversas. Por tanto, se puede considerar al apio como un buen regulador. Después del pepino, el apio es la hortaliza de menor valor energético.
Destacan las vitaminas C y E, aunque la cantidad de estos nutrientes resulta insignificante si se compara con la media de las hortalizas. Lo mismo ocurre con los minerales (potasio, sodio y calcio). Respecto a la fibra, el apio es una fuente discreta.
El apio contiene flavonoides, compuestos con actividad antioxidante y funciones biológicas diversas (vasodilatadores, anti carcinogénicos, antiinflamatorios, antibacterianos, inmuno-estimulantes, antivirales, etc.), entre los que cabe citar la miricetina, quercetina y kaempferol (flavonoles), y la luteolina y apigenina (flavonas).
Asimismo, contiene pequeñas cantidades de furanocumarinas biológicamente activas, fundamentalmente la xantotoxina y el bergapteno, que pueden actuar, en la prevención del cáncer, y que también se han utilizado en el tratamiento de algunas enfermedades de la piel como el vitíligo y la psoriasis.
Por otro lado, el aceite de semilla de apio contiene ftálidos que podrían tener un efecto preventivo de los procesos cancerígenos. Además, otro ftálido natural de la semilla del apio (sedanolida), se usa como remedio para tratar procesos inflamatorios como la gota o el reumatismo. Destaca su función diurética por su gran contenido en agua y en un aceite volátil, el apiol.
Composición nutricional
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